Hoy quiero hablaros de una etapa de la lactancia, una etapa que no nos planteamos hasta que llega, “el destete” y en la cual me encuentro.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda mantener una lactancia materna (LM) de forma exclusiva hasta los 6 meses de edad del bebé y continuar con ella (de forma no exclusiva), mínimo, hasta los 2 años de edad. El máximo se suele decir que sea hasta que la mamá o bebé lo deseen, pero lamentablemente esta decisión no suele ocurrir por parte de los dos a la vez.
Hay muchos tipos de destete: natural, elegido por el bebé, y parcial.
El destete, es un proceso por el que se sustituye la leche materna por fórmula infantil (FI) exclusivamente, si es menor de 6 meses; por FI y otros alimentos si tienen entre 6-12 meses (mejor FI tipo 1 que la de tipo 2); y por leche de vaca (no es imprescindible sustituirla por este alimento, tampoco por las de crecimiento o FI tipo 3) y otros alimentos si es mayor del año.
Por lo tanto, la leche materna es fácil de sustituir; pero sustituir el vínculo afectivo que nos proporciona la lactancia, ahí ya entramos en palabras mayores.
Este tipo de destete puede ser vivido de forma muy diferente de una mujer a otra. Existen un sinfín de razones o situaciones que nos empujan a destetar. Generalmente, suele iniciarse por cansancio o por situaciones personales, laborales, médicas…, pero que, para la gran mayoría de las madres, llegado el caso, suele ser un momento que suscita dudas, preocupación, culpabilidad, dolor y tristeza. No nos olvidemos que es un proceso de duelo.
Nos da miedo equivocarnos, que no duerman si les quitamos su teta; hacerles daño de manera emocional al privarles de algo que tanto anhelan y que les aporta seguridad; romper ese vínculo afectivo que proporciona la lactancia con nuestros hijos, esa conexión, ese momento de intimidad con ellos y, por supuesto, ese sentimiento de culpa nos acompaña en el proceso haciéndonos sentir “malas madres” o egoístas por hacerlo. Es más, una vez tomada la decisión, no es extraño experimentar arrepentimiento, incluso aunque la decisión haya sido exclusivamente nuestra.
El destete forma parte de la lactancia. Todas las madres lactantes vamos a pasar por él y no es más que la etapa final de un proceso. Este periodo será más o menos largo según nuestras preferencias y necesidades.
Cuando las madres comienzan a trabajar, es posible que se dé un destete parcial o diurno. El bebé aprende a dormir cuando no está ella y a mamar con más frecuencia cuando aparece o por la noche. Se puede dar el caso de iniciar solo un destete nocturno y este es muy habitual a partir del año de vida del bebé.
No obstante, cada mujer debería poder elegir cuánto tiempo quiere amamantar, sin presiones ni juicios de valor que nos lleguen desde nuestro entorno. Es muy importante tener claro los motivos por los que queremos finalizar o modificar nuestra lactancia y que esta decisión no esté tomada por presiones derivadas de la sociedad, familia, profesionales sanitarios… Debemos intentar tener claros nuestros sentimientos y saber diferenciar nuestros deseos de las opiniones exteriores, que son solo eso, opiniones, que, por supuesto, muchas veces ni siquiera hemos pedido y que escucharlas, no solo no nos hace ningún bien, sino que nos generan más dudas y más emociones enfrentadas de las que ya tenemos, ¿no creéis?
Tenemos que prepararnos para sentir y expresar emociones con las que tal vez no nos sentimos muy cómodas. Es importante hablarlo en voz alta y no guardárnoslo para nosotras mismas. Escuchar vivencias similares de otras madres, nos puede proporcionar paz interior en este momento y ayudarnos a sentirnos mejor, puesto que percibimos que no estamos solas en esta situación.
El destete, aunque haya sido decisión por parte de la madre, es cosa de dos. Cuando el niño es un poco más mayor (entre 1-2 años de edad), es muy posible que no quiera destetarse y si hablamos de mayores de 2 años, no lo van a permitir sin oponerse (doy fe de ello). Debemos hablar con ellos, escuchar sus sentimientos y validarlos, no ignorarlos.
Hay que buscar otras maneras de relacionarnos fuera del vínculo madre-teta-bebé. Mostrar afecto, cariño, amor y consuelo de otra forma, buscando otros momentos de intimidad. Hay multitud de maneras de hacerlo (besos, abrazos, cosquillas, caricias, cantar, bailar, leer cuentos…) y, aunque al inicio pueden no entenderlo o no estar muy convencidos de decir adiós a su querida teta, acabarán aceptándolo y nosotras sintiéndonos mejor.
A pesar de ser profesional de la salud, asesora de lactancia y haber acompañado a un montón de madres en su etapa final de lactancia en consulta, talleres y asesorías individuales; ahora que llevo meses viviéndolo en primera persona, debo decir que es mucho más difícil y doloroso de lo que me pensaba y de lo que los libros, mi carrera profesional y mi experiencia laboral me han enseñado. Realmente no me imaginaba lo que se siente hasta que lo he tenido que experimentar en mi propia piel. Por eso, mi mayor respeto, admiración y consuelo para todas las madres que estéis o pensáis adentraros en este proceso de destete.
Volviendo a la materia. Es importante que el lactante o niño no se sienta rechazado.
Es recomendable evitar cualquier otra experiencia difícil al mismo tiempo para el lactante o niño, como, por ejemplo, la llegada de un hermano, un cambio de habitación, la entrada a la escuela infantil o colegio…
Por todo ello, hay que poner en marcha diferentes estrategias para facilitar el proceso.
*TIPOS DE DESTETE DIRIGIDOS POR LA MADRE:
– DESTETE PROGRESIVO O GRADUAL:
- Se trata de ir sustituyendo progresivamente las tomas de pecho por formula infantil y/o alimentos, teniendo en cuenta la edad del bebé como hemos hablado anteriormente.
- Se comienza retirando poco a poco de forma gradual cada una de las tomas del día en el pecho (tiempos según el caso), hasta retirarlas por completo.
- Las tomas de la mañana y la noche (ambas o solo una de ellas) se pueden mantener en el tiempo como única opción de lactancia materna hasta retirarla para siempre completando el destete total.
- Con este tipo de destete más gradual, poco a poco, el bebé se va adaptando a la nueva situación.
- Hay que prestar atención a las señales del bebé. Si notamos que su comportamiento cambia, quizá nos esté indicando que vamos muy deprisa.
- Hay que evitar posibles molestias en el pecho, como obstrucciones, mastitis… Lo ideal si nos vemos molestas y con el pecho muy congestionado, es ir extrayéndose un poco de leche de manera manual (si es posible) o con la ayuda de un extractor, lo justo y necesario para sentirnos cómodas y destensar la mama. En este caso, la producción de leche irá disminuyendo según vayamos ofreciendo menos el pecho al bebé.
– DESTETE DE EMERGENCIA O BRUSCO:
- Se sustituyen de todas las tomas de pecho por leche de formula y/o alimentos según la edad del bebé.
- Puede generar más estrés por parte del bebé y la madre.
- Pueden surgir problemas digestivos por el cambio brusco de alimentación
- Mayor probabilidad de complicaciones en los pechos, mastitis, obstrucciones…
- Repercusión emocional en el bebé. El descenso brusco de prolactina puede asociarse con una relativa depresión en la madre.
¿Y tú? ¿Cómo te has sentido? Te leo.
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