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Durante la etapa de lactancia, nos vamos a encontrar con varios periodos donde nuestros bebés van a sufrir mayores exigencias de crecimiento y a su vez, van a aumentar sus necesidades de alimento.

Los bebés de lactancia materna al pecho necesitan mamar más a menudo y en mayor cantidad para ajustar la producción de leche (demanda y oferta).

Su patrón de alimentación y de comportamiento se van a ver alterados. Suelen mostrarse más irritables de lo normal, inquietos al pecho, pueden tironear el pezón…

Los niños que se alimentan con leche en biberón también las sufren, pero son menos notorias o, mejor dicho, menos estresantes para las madres y ellos en general.

Es necesario decir que no todos pasan por ellas, que a veces los tiempos pueden variar de un bebé a otro y que no todos se comportan de igual manera. Los bebés prematuros suelen coincidir con su edad corregida.

Aproximadamente suelen coincidir con las siguientes semanas: 2-3 SEMANAS, 6-7 SEMANAS, 3 MESES, 4 MESES, 6 MESES, 8 MESES, 12 MESES, 24 MESES

Es necesario puntualizar que no todas las crisis que os he nombrado anteriormente son respuestas directas a los brotes de crecimiento del bebé. Algunas pueden estar relacionadas con su desarrollo madurativo y aspectos emocionales (falsas crisis) de las cuales hablaré en otra ocasión.

En general, los brotes de crecimiento duran unos días; la producción se regula y todo vuelve a la normalidad. Hay alguna que dura algo más, pero lo veremos más en profundidad en otro post.

Es importante recordar todos los brotes de crecimiento son parte del desarrollo normal de los niños. Sin embargo, debemos estar atentos a estas crisis para manejarlas lo mejor posible. Todas las inseguridades y emociones que sentimos cuando aparecen y la falta de apoyo en algunas ocasiones, nos puede llevar a iniciar la suplementación con formula infantil o a un destete no deseado.

Por todo ello, te cuento algunas señales que pueden indicarte que estamos pasando por un brote de crecimiento:

        o Se encuentra hambriento todo el día

        o Sus patrones de sueños cambian y/o se despierta más por las noches

        o Llora desconsoladamente al mamar

        o No se engancha bien al pecho, tira del pezón

        o Muestra mayor irritación y enfado

No obstante, si vuestro bebé muestra señales de dolor o incomodidad constante lo ideal sería que fuera visto por vuestro pediatra.

Y ahora bien, ¿cómo sobrevivir a un brote de crecimiento?

Lo más importante de todo es confiar en vosotras, en vuestra producción de leche y en vuestro bebé. No os estáis quedando sin leche, vuestro hijo no os está rechazando y, por supuesto que les alimenta vuestra leche, no se están quedando con hambre ni necesitan introducirles biberones con ayuditas.

Poneos unos tapones que os lleguen hasta el cerebro; informaos mucho para adelantaros a lo que puede estar por llegar (causas, momentos de aparición, transitoriedad…); intentad adaptaros a la demanda del bebé; buscad un lugar tranquilo, poco luminoso y en silencio para dar el pecho; acudid a talleres de lactancia; hablad de aquello que os está sucediendo con otras mamis que estén o hayan pasado por ello; intercambiad experiencias; compartid emociones (siempre viene bien desahogarnos, sentirnos comprendidas y percibir que no somos las únicas que estamos pasando por ello); descansad y, sobre todo, mucha, mucha paciencia… todos acaban pasando.

¡Espero que os sea útil la información 😊!

 

Para saber todo lo que necesitas saber sobre la lactancia materna y crecimiento y salud de nuestro bebé , pulsa aquí.


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